Crail, hermoso pueblo pesquero de Escocia
Crail es un precioso pueblo escocés ubicado en la costa East Neuk de Fife. Un lugar realmente encantador que parece sacado de una postal y que cuenta con vistas al mar realmente espectaculares.
Crail es pequeño, así pues, podemos visitarlo sin problema en una mañana. Eso sí, disfrutadlo. Saborearlo sin prisa. Recorred sus calles hasta llegar a ese precioso puerto, el origen del asentamiento; y es que Crail fue construido alrededor de este hermoso puerto y bahía, siendo la pesca una de las actividades comerciales más destacadas del lugar.
El paseo por la costa nos mostrará por un lado casas excelentemente conservadas pertenecientes a los siglos XVII y XIX. Además, en el otro lado del paisaje, la parte marítima, podremos divisar a lo lejos la misteriosa Isla of May, un lugar en el que habita un faro del siglo XIX y algunas ruinas, siendo además la reserva natural de muchísimas aves e incluso el lugar de cría de una comunidad de focas.
Crail es un imán para los artistas. No se sabe si fueron antes estos o el amor por la restauración de algunas de sus casas por parte del National Trust. Lo que está claro es que a partir de que el National se encargara de restaurar las casas en peor estado, los artistas comenzaron a proliferar en la zona.
Existen algunas casas en Crail que muestran claramente su unión con el mar y con la pesca, por eso, en ellas hay decoración con motivos marineros. Una decoración que podremos observar mediante nuestro agradable paseo por la ciudad.
La riqueza arquitectónica de Crail es más que evidente. Pero además de estas hermosas casas, encontramos algún que otro tesoro, como la preciosa parroquia del siglo XIII. No es que esté en el mejor de los estados de conservación, pero podemos decir que es una de las iglesias más antiguas y hermosas de toda Escocia, contando con elementos a destacar como su torre, su doble arcada de columnas redondas de piedra arenisca y sus grandes ventanas ojivales.
En su día, Crail albergó un castillo real por encima del puerto. Hoy por hoy, en esa ubicación encontramos un gran jardín abierto, aunque poco podemos observar ya de ese castillo medieval.
En general se trata de un lugar encantador en el que pasar una mañana. Además no perdáis la oportunidad de probar algunos de sus manjares venidos directamente del mar en sus pintorescos restaurantes.
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Foto vía: Bernard Blanc
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