Burke y Hare, los robacadáveres más ilustres de Edimburgo
La historia de Escocia, y más concretamente de Edimburgo, está repleta de asesinatos, misterios y pasajes que, como mínimo, podrían considerarse un tanto oscuros. Las razones para justificar los distintos episodios trágicos son muchas pero, como suele ocurrir en estos casos, hay una que viene ser común a casi todas.
No es otra que la pobreza y las pocas esperanzas de salir con ella. Un afán por conseguir dinero con el que conseguir vivir fue lo que llevó a que un par de hombres sembraran el temor en las inmediaciones de Grassmarket.
Estamos hablando de William Burke y William Hare, los robacadáveres más famosos de todos los tiempos. Este barrio, situado en la ladera del castillo de Edimburgo, está muy cerca de la universidad de la ciudad y los pubs frecuentados por los estudiantes. Precisamente eran estos sus principales clientes, los que cursaban clases para convertirse en futuros médicos.
Entre los universitarios eran muy demandados los cadáveres, para poder practicar con ellos, perfeccionar sus conocimientos y obtener buenas notas en los exámenes. Burke y Hare eran, por así decir, los que les proporcionaban a todos ellos el material necesario para conseguirlo. Era un trabajo bastante cómodo y que les repercutía grandes ingresos, porque los jóvenes pagaban bien y a ellos no les costaba ni una sóla moneda.
Lo que hacían era acudir, por las noches, a los cementerios de Edimburgo, y abrían un par de tumbas para llevarse los cuerpos sin vida que había en su interior. Llegó un momento en el que vieron que esto era un poco peligroso y alguien podría descubrirlos. Lo que hicieron entonces fue asesinar a la gente, para ofrecer unos cadáveres la mar de frescos a sus clientes. Seleccionaban a gente que vivía en la calle o no tenía familia para no levantar sospechas.
Aún así, llegó un momento en el que fueron detenidos por las autoridades. Durante el interrogatorio William Hare consiguió dirigir todas las evidencias del rey contra Burke y desapareció y nunca más se supo de él. William Burke, fue colgado en el exterior de la Catedral de Saint Giles el 28 de Enero de 1829. Hay una leyenda que no recomienda merodear cerca de los cementerios por la noche y solo, no vaya ser que al fantasma de Burke, que sigue viviendo en Cowgate, le apetezca salir a buscar un par de cadáveres para vendérselos a los estudiantes de medicina a cambio de unas monedas.
Foto Vía TitusGroan
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