Los relojes, una tradicion en las calles escocesas

Reloj de calle en Escocia

Visitando Escocia y callejeando algunas de sus ciudades, una de las mejores propuestas si vais a visitar este país, se pueden descubrir numerosas piezas de arte. En localidades como Edimburgo los edificios, muchos de ellos con varios siglos de antigüedad a sus espaldas, se convierten en auténticos protagonistas de la ciudad y cobran una importancia especial. Las calles del New Town constituyen en si mismas una lección de arquitectura en la que los detalles son de lo más revelador.

Y es que con fijarse apenas un poco os daréis cuenta de que existe una tradición, cuya razón desconozco y no ha conseguido averiguar aún, por la que existen cantidad de relojes colocados en numerosos edificios, en las principales calles de las ciudades escocesas. En el caso de Edimburgo recuerdo especialmente los que hay en George Street o Princess Street. Dada su belleza llaman poderosamente la atención, aunque para verlos haya que levantar la mirada del suelo unos cuantos metros.

Y es que estas piezas de relojería constituyen en sí mismas auténticas piezas de arte que han permanecido inalterables a pesar del paso del tiempo. Tienen gran cantidad de detalles, entre ellos aplicaciones de oro, alguna que otra piedra preciosa y gran cantidad de  pequeñas piezas de ornamentación que no pueden verse a simple vista y más bien precisan del potente zoom de una cámara de fotos para poder observarlas en toda su grandiosidad.

Buena parte de los relojes que están instalados en las fachadas de los edificios cuentan con varios siglos de antigüedad y, a día de hoy, continúan funcionando a la perfección y dando la hora a sus vecinos. Lo cierto es que existen importantes maestros relojeros en Escocia, algo que se entiende rápidamente a la vista de la cantidad de relojes existentes en sus calles. Al igual que ocurrió en otras ciudades se instalaron en las calles cuando no existían los de pulsera y la gente tenía que consultar estos artilugios para saber la hora que era.

A día de hoy se conservan más bien como elemento decorativo. Si visitáis tierras escocesas fijaros en ellos, porque merece la pena. Llama la atención poderosamente el reloj cúbico del edificio Tolbooth, en Edimburgo o, también en la capital escocesa, el elaborado con flores en Princes’s Gardens, aunque como os habréis imaginado no sirve para dar la hora. Además, los ayuntamientos de diversas ciudades escocesas, como es el caso del de Inverness.

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