Las vacas de las Highlands, un animal peculiar
En un post anterior os habíamos hablado de razas de perros originarias de Escocia, y hoy os presentamos un animal originario y hasta podríamos decir que definitorio de una de sus zonas: las vacas de las Highlands.
Dicho así quizás no las asociéis con una imagen presente en vuestras retinas, pero seguro que por la foto ya habéis identificado a estos impresionantes animales, de característico pelaje largo, patas cortas y predominantemente de pelaje rojizo (aunque también es habitual el negro o el tostado), con una especie de espeso «flequillo» que cubre parcialmente sus ojos y largos y poderosos cuernos. Se trata de una raza bovina autóctona de las Tierras Altas, conocida en inglés como «Highland cow», pero que también recibe los apelativos de Longhorn, Hairy Coo o Hielan Coo.
Utilizadas para la producción de carne, ejemplares de estos animales fueron llevados a finales del siglo XIX a Norteamérica. Hoy en día también es posible encontrarlos en Escandinavia o Alaska, e incluso, en pequeño número, en Australia y Sudamérica.
El hecho de ser originarias de las Highlands seguramente ha facilitado que sean animales muy resistentes, que soportan climas duros, en los que otras especies no habrían podido sobrevivir. Un elemento digno de mención en las vacas de las Highland es su excepcional sentido maternal. Tienen una gestación de 283 días y el ternero recién nacido, a pesar de su aparente fragilidad, es capaz de sobrevivir en condiciones especialmente adversas.
La vaca de las Higlands es una de las razas británicas más antigua y famosa, y ha mantenido sus señas de identidad sin grandes cambios a lo largo de los siglos. Muestra de su prestigio es que existen sociedades relacionadas con estas reses no sólo en Escocia, sino en países tan diversos como Suecia, Dinamarca, Austria, Alemania, Holanda, FInlandia, Francia, Suiza o Noruega. Pero su origen, y el lugar con el que se siguen identificando, está en Escocia.
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